Reseña de Elvira López sobre La sobrina del inquisidor / Platero Coolbooks
La sobrina del inquisidor de nuestros autores Jordi Martínez Latorre y Josep Mateu Martínez ha sido reseñada por Elvira López en un grupo de Facebook, denominado "Novela histórica".
Una carrera contrarreloj, siempre al límite de la hora señalada, pendiente de un hilo ante la inminente atrocidad que se aproxima inexorable. Los minutos se trocan horas y la inquietud crece por momentos. No es de extrañar este sentimiento ante la amenaza que se cierne sobre el Juez de la Audiencia y su familia .
Una novela que es la continuación de El Inquisidor de Barcelona, cuyo solo recuerdo es capaz de hacer temblar al más osado lector. Más, no crean, hay seres malvados que aún ganan al susodicho, que son capaces de pergeñar atroces actos para llevarlos a cabo sin dilación, sin sentir la más mínima empatía. Ya ven que se podrían asimilar al modo de los psicópatas actuales, que haberlos, los hubo en todos los tiempos, máxime en el siglo XVI donde la vida no tenía valor y podía perderse en un santiamén. Si la justicia no actúa correctamente, si es corrupta, se alía a los canallas, si apoya la maldad en pro de intereses económicos y sociales, una no puede por menos que quedarse estupefacta y sentirse furiosa. Vivir en aquella sociedad debió ser en verdad difícil, la seguridad brillaba por su ausencia y pendencieros y ladrones campaban por sus respetos; los extorsionadores y bandoleros te asaltaban al menor descuido. A esta fauna urbana y rural se sumaban los hombres sin escrúpulos que atraídos por las pasiones mundanas y la belleza femenina buscaban el flanco débil para ejercer su machismo descomunal. No cabía otro remedio que ir con tiento no fuera a salir al paso un indeseable capaz de la mayor atrocidad con tal de satisfacer su capricho.
Verdadero terror me producen los anónimos que aprietan el alma y llenan de congoja y confusión a los familiares y amigos que se ven envueltos en una trama muy peligrosa y en cierto modo previsible, dados los precedentes de la novela anterior. Bien sabía una que peligros y riesgos estarían a la orden del día, pero en esta novela se elevan al cuadrado por la imaginación que se desborda en el argumento. Desde luego que no es un paseo en barca mecido por la brisa, que son vaivenes y oleajes fuertes a golpe de complicaciones que van saliendo al paso, y, que cual un puzle de difícil resolución, siempre encuentra el acomodo final.
El ritmo es vertiginoso y endiablado, la tensión mantiene viva la llama lectora y azuza el interés que crece a medida que se avanzan las páginas. Los autores han rizado el rizo de lo lindo, la sorpresa está por doquier y nos hace vivir momentos muy peliagudos.
Un libro inquietante que no deja indiferente; suscitador de odio y amor desbordado, según el momento que se trate. Muchos y variados sentimientos se van sucediendo, desde luego que el miedo y el desasosiego hacen mella, pero a veces en el transcurrir de la narración se observan aspectos que vienen a amainar las horas tormentosas y los días aciagos, como por ejemplo el valor de la amistad, que une frente a las adversidades y se entrega hasta el límite cuando defender a un amigo o familiar se hace absolutamente necesario. Lealtad y amistad desinteresada suponen la tregua y el descanso, y en ese imps viene el lector a recomponer su entereza.
Un despliegue de personajes perfectamente trazados, y tan creíbles y bien descritos, que cada uno de ellos cobra protagonismo por sí mismo. La protagonista se lleva la palma, por su carga psicológica, su poder sufriente, su fuerza interior. Pero ante un peligro no queda otra que sobreponerse al infortunio para afrontarlo con entereza , aunque luego se desfallezca por el esfuerzo desplegado.
Una narración perfectamente estructurada, hecha a cuatro manos y dos mentes admirables que se han sabido acoplar perfectamente para escribir este libro que echa mano de una documentación esmerada que se observa en las ricas descripciones de ciudades y pueblos, aunque Barcelona se hace rica en matices coloristas, en fiestas, tradiciones, detalles arquitectónicos. La vida urbana y comercial late por la calle Ampel, por plazas y recovecos. Abundan las casas nobles, los barrios aristocráticos, los comercios en edificios singulares. Y menos mal que queda este recurso, para que gozando de la luz y el color se hagan menores las tristezas, se tome un respiro.
Lleida, Sevilla, Mataró, San Cugat, Amposta, y otros puntos geográficos nos salen al paso en este recorrido histórico, que seguro tiene bien satisfechos a los oriundos de estos lugares, y que suponen un plus a la lectura.
Se aborda también el tema de la piratería, que conduce en muchos casos a la esclavitud y el cautiverio. Todo ello aderezado con sólidos conocimientos por parte de los narradores.
Hay capítulos muy disfrutadores, como el del día de Todos los Santos que se explaya en aspectos protocolarios relativos a los Consellers y la reunión que tenía lugar en el porche de Sant Jaume. El vestuario ritual y festivo admira y enseña, de igual forma que el bullicio barcelonés y la fiesta se viven en primera persona. Es el poder del libro, que te transporta a cualquier lugar y te pone en cualquier situación.
Los personajes tóxicos son muy recurrentes, siempre acechantes, confundidos y revestidos de honorabilidad , pero capaces de dar la puñalada trapera.
El lenguaje ha subido puntos respecto a la anterior novela, se engrandece y hace muy literario, subyugante para los que admiramos la forma y el modo de decir las cosas, los que valoramos el contraste, la palabra culta y el perfecto acomodo en las páginas.
Felicidades a Josep Mateu y Jordi Martínez Latorre, una vez más han conseguido atraparme en su prosa brillante y adictiva.
El desenlace es sorpresivo y emocionante.
Por un tiempo me trasladé al siglo XVI y viví momentos de pujanza económica, de emprendimiento de negocios, de circulación monetaria, de comercialización de productos entre ciudades y países, y este dinamismo se agradece vivirlo, aunque sea a través de un libro.
Cada libro es una nueva enseñanza, una ventana al mundo, un faro de cultura.
Elvira López
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